Queridos saldonautas,
No corren buenos tiempos para mí. Es cómo si la vida se empeñara en… bueno, es igual. Estoy intentando seguir la anécdota vikinga… pero no me siento ingeniosa. Ni divertida. Me siento más bien… un poco depre. Se me pasará; pero mientras tanto, no puedo siempre ser fuerte. Yo también me derrumbo. Y eso no tiene nada que ver con ésta anécdota. Más bien, que esté lejos de mis particulares «leit motiv». Lo creáis o no, hace mucho. Y necesito a veces estar cerca de mis válvulas de escape. Cuando no puedo escapar, me siento atrapada y… bueno, es igual.
Desde la última conversacion que mantuvimos, estuve haciendo memoria para ver si pongo en orden mis ideas. Pues sí, sí que dieron de sí esos días… Quién lo iba a decir…
Después de cuidar de su madre la primera noche, el pelirrojo se fue a trabajar y volvió la tarde-noche de ése mismo día. Acompañado de su chica. Así que el adonis está pillado. Interesante. Estuvieron hablando de todo y de nada; y por algo que no recuerdo ahora, salió a colación el tema de la violencia de género. Hice lo imposible por no meterme en «su» conversación. Y casi lo consigo. Hasta que su mamá hizo un comentario al respecto:
-La verdad es que no entiendo cómo una mujer permite que un hombre le haga eso, la amedrente y maltrate de la manera que sea
Y su nuera le replica:
-Ay, eso no se puede explicar… Eso es amor
Y ésta lengua-larga no pudo más
-NO, no, no, no…. No te equivoques: Eso No es amor, es obsesión
E intenta rebatirme siguiendo:
-Eso no se puede explicar, cada situación y pareja es un mundo
Reconozco que levanté un poquitín la voz
-No querida, no deberías de defender lo indefendible. Especialmente TÚ, que eres mujer. No te equivoques.
Algunas situaciones y comentarios me ponen nerviosa. No aguanto tanta estupidez. Ahora entiendo por qué me alimento como una lima y sigo delgada: Es que sigo una dieta baja en tontería.
Cuidaros saldonautas, mañana será otro día. Se despide con cariño,
Marlo.