A Salam Alekoum…
Seguro os preguntáis a qué viene ese título, ese saludo árabe. Como he escrito algunas veces, YO sé mi cuento. Y por esa razón, éste cuento va por todos mis adorados «saldonautas», sin olvidar a todos aquellos que me leen… y quisiera creerme que les gusta mi manera de escribir. A todos vos, amantes de la buena literatura creativa, disfrutad. Va por vos.
Aaahhh, Rabat, La Medina, sus noches, olores, su cultura, arte, música, rítmo, gente, sus cielos, lunas, y dulces… Y mi vicio confesable: su Tajine de cordero. Y mi debilidad: sus chicos y hombres guapos, inteligentes, sabios, ingeniosos, cultos, cachondos. Calientes. Uuufff, MUY calientes!!!!!!!
Ese color de piel, esos ojos, esas miradas… Esa lengua suya, que es como si cantaran cuando te la susurran al oído, aunque no la entiendas. La profundidad de sus miradas, que parecen querer encontrar el fondo de tu ser cuando ésas pupilas están concentradas sobre tí. Son tan sensuales, tan calientes que… Una se pierde entre tanta seducción. Sutíl, evidente, solapada, bruta o… sencillamente atractiva. Ésa seducción… Pasión árabe, lo captivador del Oriente. Las mil y unas noches. A eso quisiera intentar llegar: Los cuentos de antes… Y los de ahora. Y se adaptan a sus tiempos. Y en éste moderno siglo, pues intentaré encontrar las palabras adecuadas para expresar tooodo aquello que siento ahora.
Se llama Rabat. Es encantador, cosmopolita, políglota, moderno, actual. Tiene un color de piel… que es como un bronceado perpetuo. Está cañón, las cosas como son. Pero lo que me conquistó son unos cuántos rasgos suyos característicos que… vamos:
1- Esa hirviente vida interior, ese bullicio interno tan rico, tan culto que…
2- Esa mirada. Sus ojos. Negros, profundos, infinitos… te pierdes en ellos si no llevas cuidado
3- Esa boca. Esos labios… mejor ni hablar; porque buuuuufffffffff!!!!!!!!!!!!
Es brutalmente sincero, lo que encuentro tan refrescante en éste mundo tan hipócrita, superficial y regido por estúpidas reglas «sociales». Y durante nuestra conversación aquella noche, agradecí profundamente, por vez primera en muuuucho tiempo, una sinceridad natural, fresca, franca, habitual. Acostumbrado a hacerlo todos los días. Le pese a quien le pese. Le guste a quien le guste. Y enseguida nos pusimos motes. Yo le llamo «Stand By». Él me llama «Killer Look». Y cuando tenemos la gran suerte de estar a solas, tiene otro mote… más personal… más íntimo: «Crazy Mouth. Dangerous Lips». Sé mi cuento. Y si gustáis de seguir leyendo, volveré a la segunda vez que nos vimos. En la primera, me fue presentado por una muy buena amiga mía en un local de reunión, un domingo de noche. Hablamos largo y tendido. Nos reímos, alto cachondeo entre todos… en fin, lo de siempre en un reducido grupo de personas inteligentes y cultas, cuyo diálogo les estimula mutuamente. Risas, flirteo, entendimiento, sobreentendimiento, pullas, piropos, etc… We just spent a real good time and we enjoyed it fully. Yep, we did.
La segunda vez, eramos pocos, no estaba mi amiga, ni mi hermana… Pero Él, sí, estaba. Y yo también. Y bueno, qué queréis que os diga… Aquello fue aún mejor que la última vez. Nos fuimos fuera, me buscó una silla, él estuvo tooodo el rato delante de mi, fumando y mirándome directa a los ojos al decirme algo importante para él. Me contó un poco de su pasado… Pobrecito! Me contó de sus miedos, reservas y desconfianza hacia la vida en general. Su decepción hacia éste país. Su situación actual… en fin; que se desahogó un poco. Y sentí que necesitaba de una buena oyente. Y fui una excelente oyente. Hablando sólo cuando me preguntaba algo concreto… o para puntuar algo. O para hacer un juego de palabras y hacerle sonreír. E incluso reír, por qué no?!?!?!
Y Él lo suele hacer de muy buena gana. Su risa es franca, cantarina. Rabat es terriblemente atractivo. Dangeureusement troublant, envoûtant, exotique… Te seduce, te llama, te atrae; y como las luciérnagas con la luz, no puedes evitarlo. Y en lo que a mí se refería, no solo no podía. Es que no QUERÍA. No me daba la gana. Querría quemarme a propósito. Arder en ése fuego y consumirme junto con él, junto a él; hasta que el tiempo, las circunstancias y la vida NOS lo permitiese. Procuré no fijarme en nada más que no fuera su conversación y su mirada. No miré su boca. Evité voluntariamente fijarme en sus labios. Porque conociéndome… No sé qué habría hecho yo, y no sé qué habría pasado. Al despedirnos, seguimos hablando por what’sapp.
Allí supe lo mucho que le atraía mi mirada. Mis ojos. Supe lo mucho que deseaba que yo tuviese claro que le encantaba mi boca, le volvían loco mis labios. Algunas de sus «perlas»:
-Puedo serte sincero… me encantan tus ojos. Tienes una mirada matadora. Me la imagino toda pintada de khôl, con tocados de esos de bailarinas de danza del vientre… aquellos que solo dejan ver los ojos y ocultan el resto… buuufff, tremendo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Y yo sonrío. Lo bueno es que, siendo negra, no me puedo poner colorada. Lo mejor es que, como cada uno está en su casa, puedo emocionarme en mi intimidad, a mi manera, sin ningún testigo salgo el cielo, me, myself and i.
-Y si me permites algo más, esa boca… No sabría por dónde empezar. Tu boca, tus labios… Son como los míos. Son mucho más bellos, mucho más tentadores cuando sonreímos, cuando somos felices, cuando nos reímos…. me muero por saber a qué saben…
-A qué saben… qué?
-Pues me pregunto cómo sabrán tus besos, tus labios… a qué sabes… cómo es besarte. Suavemente. Tiernamente. Con toda la dulzura del mundo. Tomándose uno su tiempo para disfrutarlos: Cada piquito, cada caricia, mordisco, lametón… atraen, invitan a jugar con ellos, a chuparlos a conciencia, uno tras otro… en fin, para volver a ser claro; por si no lo has pillado aún…
-Créeme, has sido más que claro, muy descriptivo; y diría más: No te has guardado ningún detalle…
-Aún así, que me pasaría el día y la noche… todo mi tiempo… besándote. Devorando tu boca, tus labios…
Y yo, a esas alturas, ésta saldonauta ya no es persona… No podía más, ni sabía dónde meterme. Daba igual que estuviese sola en mi fría cama… aquello se calentó enseguida… Y mi lado escritor, mi imaginación, mi fiebre mental, mi ordenador cerebral… se pone en marcha. Especialmente el lado imaginativo, pícaro, picante… Erótico… Y me dejo ir, y ya la tenemos liada… Uuufff, demasiado calor de repente… Estoy empapada en sudor. Pero lo que tengo más mojado, más que empapado, son mis braguitas, mi entrepierna. Y no se trata de sudor ladies and gentlemen, nope. It’s just me. Soy yo, mi cuerpo, sometido a una larguísima sequía, no aguanta según qué cosas… y es frotarme un poco y la lumbre que doy, vamos… Estoy más cachonda y más caliente que ni los altos hornos del mítico semi-dios griego Hefesto en su fundición, fabricando las armas y cadenas de los dioses del panteón griego. O sea, cuidado que quemo… Así que no me quedo atrás y me meto a tontear a saco, pero siempre avisando. Y le digo:
-Voy yo ahora a ser mala. Y haz el favor de contestarme sin rodeos alguno: después de tanto bla bla bla… ve al grano y dime. A qué saben TUS besos? Lo quiero saber y lo quiero saber ya…
-Ahhhhh… Eso lo tendrás que descubrir tú solita. No lo puedo describir. Salvo las que beso, nadie me puede decir a qué saben mis besos.
-Ya… me esperaba algo así. Bueno, no sabes lo que has despertado… te lo digo muy en serio. No sabes cómo estoy ni en qué mundo me has empujado, ni mucho menos lo que me acabas de provocar…
-Controool
-Sí, ya, a buenas horas… Contrólate tú. Yo haré lo que me salga de la piruleta.
-Vale. Un trato: si consigues controlarte esta noche, mañana, te prometo una enorme sorpresa
-Y eso, cómo sé que es cierto???
-No lo sabes. Tendrás que confiar y dejarte llevar
-En lo de confiar: áplicate el cuento. En lo de dejarme llevar, mala idea; podría acabar en Australia
-Jajajajajajjj !!!!!!!!!!!!!!!!
-Ríete… para mí es muy serio. Pero bueno… ya veremos. Me tengo que poner a currar. Gracias por la noche, lo he pasado genial. Chokran et bonne nuit.
-La chokra a la wajib. Bonne nuit.
Al día siguiente, por la tarde-noche, suena mi tlf. Es Rabat. Ha venido a verme. Está abajo. Y yo, entre expectante y temblorosa e inquieta, me pinto ligeramente, resaltando mi mirada de tigresa, y me hidrato los labios color rosa. Y casi me parto el espinazo bajando. Y al salir, allí estaba. Tal cual le dejé la última vez. Tal como lo recordaba… Nope. Encore plus captivant, plus envoûtant, plus troublant que jamais. Andamos un poco, nos sentamos en el parque debajo de casa. Hablamos largo y tendido. De todo y nada. Fue una visita relámpago, una auténtica sorpresa. Pero QUÉ sorpresa!!! La verdad sea dicha, me sentí muy bien hablando y riendo con él. Es super ingenioso. Et drôle. Al final de la visita, me dice:
-Me tengo que ir. Con todo el dolor de mi corazón, me tengo que ir
-Tranquilo. Fue de verdad una grata sorpresa. Verte me ha alegrado la semana.
Al estar los dos sentados en el mismo banco del parque, hablando, mirándonos a los ojos, le veo sonreír. Veo algo pícaro y denso brillar en el fondo de sus ojos. Me pasa un brazo por mi cintura, me acerca a él y me murmura al oído:
-Tengo otra cosa para ti
-Cuidado Rabat, cuidado… No juegues así con mi… conmigo
Y enseguida, pierdo el norte; porque entre su aliento cálido, que me habla en el hueco entre mi oreja y mi cuello, y que estoy helada de frío… bueno…
-Ven aquí…
Y yo, inocente de mí, que pensaba que se quería despedir. De hecho, sí quería despedirse; pero… uuuuuffffff !!!!!!!!!!!!!! Qué despedida, madre mía !!!!!!!!!!!!!!
Me besó. Ooohh, sí; me besó!!! Y cómo me besó… ésa boca, húmeda, caliente, jugosa… No se cortó para nada para explorar cada cm de mis labios, jugar con ellos, me lamió las comisuras de los labios. Dibujó el contorno de mi boca con la punta de su lengua durante como… durante una eternidad. Y esa pobre saldonauta solo pudo hacer lo que le dijo: «dejarse llevar». Cerré los ojos, me olvidé de todo, decidí disfrutar plenamente del fugaz e inesperado momento de placer que me había caído del cielo por pura casualidad. Y el querido Rabat tenía razón: Cómo besa el muy… madre del amor hermoso… Creí morirme de placer. Literalmente. Y cuando pensé que ya no le quedaba más para hacerme descubrir, jugó con mis labios, dedicándoles a cada uno su tiempo, su cariño, su ternura, descubriéndolos, conociéndolos regodeándose, disfrutando tanto; pero tanto, que me derretí toda y entera. And just about to meltdown, me cogió de la cintura, pegando mi cuerpo al suyo y terminó de besarme «à pleine bouche». Nuestras lenguas se conocieron, nuestro aliento se mezcló, intercambiamos saliva, exploró mi boca, su interior, su exterior… No dejo un sitio en mi cara sin besar. Mis labios, henchidos de pasión y placer, estaban inflados. Me quedé sin aliento, sin fuerza, sin voluntad, sin nada… salvo el immediato recuerdo de esos besazos… En cuanto pude articular palabra, lo único que me salió fue:
-WUAUHHH!!!!!!!! Perdóname, pero seguro que «ESO» es legal…
Mientras intento recuperar el aliento, él se ríe, y me acerca de nuevo a él y me vuelve a besar… qué digo… Me hace perder la cabeza, el control, los papeles, el raciocinio… Lo poco cuerdo que me queda en el redil de mis dos neuronas supervivientes… Y él, tan encantador como perverso, se ríe contra mi boca; y repite una y otra vez
-Yo SÍ que digo: Wuauh, wuauh, wuauh, wuauh, wuauh, wuauhhh…… Eres un peligro. Esos ojos y esa boca… Y, mmmmm… esos labios… son pecados. Eres una tentación. Un delito. Y… Ahora en serio, será mejor que me vaya, pero en serio; porque yo, sí que estoy fuera de mí. Y en vez de irme, pues tendré que «irme»… Y no me gusta pillar a nadie desprevenido…
No puedo evitar reírme a carcajadas de sus ocurrencias. Dice que se va. Se aparta de mi para alejarse. Sólo hace falta que me mire una sola vez. Con paso decidido, vuelve a mí, me atrapa contra su cuerpo y se vuelve a perder en mi boca, en mis labios. Se me ponen las piernas de mantequilla, y le digo:
-Te tienes que ir
-Oh, i am sooo aware of that… Y quién me retiene aquí…
-Que yo sepa, no te he encadenado… Bueno… Aún no…
Respondo yo, picarona, provocativa… Segunda tentativa suya de irse. Le digo adiós de la mano, mientras me mordizqueo el labio inferior y le guiño un ojo. Y se baja de su moto, vuelve a mí corriendo, me estrecha muy fuerte entre sus brazos y me besa a plena boca. Ese beso, el último, lo siento más exigente, más posesivo, más hambriento y más anhelante que nunca. Lleno de promesas e ilusiones que prefiero no atreverme a analizar. En ése momento de mi vida, lo tengo todo tan nítido en la retina mental. Simplemente soy más conciente de cuánto me rodea: Sus brazos alrededor mío, su duro cuerpo contra el mío, el que me abrace y me bese como si le fuera la vida en ello, sus ganas de mi cuerpo, su erección… El frío que intenta congelarme sin éxito… Sus manos que me exploran son demasiado calientes para que me enfríe, su cuerpo me hace de abrigo, tooodo ÉL me protege. Y muchísimo más.
Al final, se despega poco a poco de mí, reticente, de mala gana… Y no puedo evitar que me invada una sensación de abandono tremenda que sí, me hiela hasta la médula. Y con voz ronca, articula como puede…
-Ahora sí que me voy. Porque creo que un minuto más contigo y te tendré que comer entera. Estoy… uuufff !!!!!! De veras, será mejor para mi bien que me largue cuanto antes. Bonne nuit et à très bientôt.
Me tira mil veces millones de besos. Y antes de ponerse el casco y de arrancar su moto, antes de perderse en la noche, me murmura, me insinúa, me dice, me propone, me provoca… travieso…
-PIENSA EN MÍ…
Vamos… es que mucha elección, no tengo. Estoy muy necesitada. Estoy sola. Me siento sola. Y llevo unos meses de sequía que… si no me volví tarumba por la falta de sexo… erotismo, contacto, calor humano… es porque una se puede controlar… Pero después de tal sesión de besazos «Delicatessen», no tuve mucha elección aquella noche. Mi cuerpo estaba en llamas. Toda YO estaba en llamas. Imaginación al poder. No tienes, invéntatelo. Y me inventé unos dedos y unas manos extrañas que me acariciaron, se metieron entre mis piernas, buscaron mi vagina, e hicieron maravillas. Puras maravillas. No hizo falta mucho.
Sí, los besos me ayudaron: de hecho, Rabat no se me va de la cabeza, ni de la boca, ni de los labios. Me encendió su fuego, cómo me estrechaba… como si le fuera la vida en ello. Cómo me acariciaba, me miraba, me besaba, me abrazaba… Y la guinda del pastel fue lo último que dijo, y que se me quedó grabado a fuego en mi córtex cerebral: «Piensa en mí». No hizo falta mucho. Me corrí. Sola, en mi cama, con mis manos, dedos e imaginación… Me corrí una y otra vez… hasta quedar exhausta, agotada, satisfecha. No recuerdo cuándo ni cómo me dormí. Pero no recuerdo haber dormido tan relajada en muuuuuuuuucho tiempo. Tan cierto como soy negra.
Y eso es todo de momento. Continuará??? Vos, saldonautas, qué pensáis, qué creéis de Rabat..??? Yo tampoco sé nada, ni qué esperar. Donc, affaire à suivre. To be continued. Continuará. Estad atentos. Y espero que os guste. Veremos qué sucede. Mientras tanto, cuidaros mis queridos saldonautas. Hasta muy pronto. Os ama, Blacky Marlo.