No sé ni por dónde empear… Mis saldonautas… Lo que no me ocurra a mi… Pero bueno, así; sigo teniendo cosillas que contaros. Uníos a mi y flipémos juntos en colores.
Es una especie de agujero infecto. Apesta a kilómetros. Y los «aldeanos» son, a cada cual peor. Lo que para nada salva a los residentes permanentes, de paso, y los recién llegados´. Por desgracia, yo formo parte del último grupo. Triple ración de «novatadas???» Por decirlo de la manera más decorosa posible. En un barrio de la ciudad, entre cuatro calles mal contadas, se encuentra la mayor concentración de chupópteros de alma y energia que he visto jamás. Chupópteros de ánima, repito. Y a mi, vienen como enjambres… Por qué?
Bueno, por mi curro, soy MUY sociable. Hablo varios idiomas, así que hago amistades facilmente. Además, voy siempre con muuucho respeto y educación… Lo que puede prestar a mi contrincante a engaños?! No sé… Decidme. Si soy educada y agradable, por qué razón los hmbres piensan que estoy coqueteando? Me pregunto qué pasaría si fuera una borde de mucho cuidado. En fin, que tengo la mala suerte de dejar que un asqueroso gusano, de lo más «disgusting» que pueda haber, penetre alguna defensa mía. El muy poco hombre empieza con caras bonitas, dulces palabras y miradas engañosas. TODO FALSO. Sabéis eso de: «Caras vemos, corazones no sabemos «??? Perros sarnosos con piel de «cordero»???
Pues resulta que la vida me pone en la tesitura de que necesito sus servicios de mudanza. Desde allí empieza todo. Lo que necesité saber de la rata de cloaca, lo supe en unos días. Lo único es que por tan animal y bruto, pensé que sería lo bastante hombre para comportarse y enfrentarme… Craso error. Cree que se aprovecha. Le permito cosas que ni a algunos de mi familiares. Le miro cómo hace el ridículo, se hace de menos a mis ojos, ensucia mi imagen, mi reputación, me hace perder tiempo y dinero, estoy sin móvil por su culpa, y bajo hasta los inframundos de la falta total de verguenza por aceptar ir con él y sus amigotes.
Le permito que me haga escenas de celos que no tienen razón de ser por darle su lugar, intenta jugar conmigo más de lo que se lo permito, me exige… se atreve a exigirme que defina lo que hay entre nosotros, cuando él, mejor que nadie, sabe cuán escaldada estoy… Y tooooda esa diarrea verbal, ese amor inmenso y desmesurado que dice supustamente tener, todo ese cariño de: «ante todo, amigos…», tan solo era eso: diarréa verbal. Lo freno a base de dosis altísimas de fortasec, pero el tío no pilla la onda ni a la de tres.
Si él ya es «eso», no imagináis lo que viene tras de él. Él da pena, risa, asco y ganas de potar. Pero anda que los que vienen detrás de él… Una cazurra que se abre de piernas por tres cigarros, choni poligonera arrabalera como ella sola, una vulgaridad de ser humano, una mujer patética: S, la hemorroíde inflamada y ensangrentada.
Una lástima de hombre que prometía… demasiado tal vez… Y ya saben el dicho: Oro parece, plátano es. Jejeje… Are u getting me? No puedo creer en lo que degeneró ese señor… Me da tanta lástima, es tan intelignte, prometía tanto…Una decepción de paisana y de madre… (bueno, de esas, hay tantas, tantas…), unos seres a cada cual peor… No hay calificativo para definir a esa mezcla…
Sí, mezcla. Porque en medio de toda la mierda y la basura, estoy encontrando diamantes de seres humanos… Y de verdad, no me importa haber pasado por eso, si el premio eran esas poquísimas personas que conocí y con las que me quedo.
Entre ellas hay una nena que es mi vida. Me recuerda muchísimo a mí cuando tenía su edad… hace 10 años. Mi hermana J., lo mejor que me pasó en valencia, y algunos otros más, que me demuestran que por muy mal que lo pase o que me lo hagan pasar, vale la pena por esas maravillas de personas, junto a las que aprendo a superarme diariamente, a ir en contra de mi, forzar mis límites, y siempre para bien, para algo beneficioso para todos nosotros. Junto a esas poquísimas personas, YO, tengo ganas, razons y motivación para ser mejor persona.
Ese club de gente tan extraña cuyo deporte favorito es darle a la «sin hueso», tiene unos puestos de reuníon estratégicos. Sus vidas son tan vacias, tan huecas, insulsas y aburridas que sienten la tremenda necesidad de hablar del otro o de la otra sin motivo… sólo para sentir que hacen algo. Patético. Hablan y hablan y hablan. No dicen nada, hacen muuuuucho daño, mienten aún más y lo peor, se les va la vida en ello. No saben de lo que hablan, no conocen a la gente de la que hablan… Pero eso no les impide abso-fucking-lutely nada. Dan pena.
Es en ese momento que me suelen venir a la mente las palabras de una cantante de bikutsi bastante conocida: «Continuez de chanter, moi Mani Bella, j’avance»… Lo que, aplicado a mi ejemplo, se traduce literalmente:
«Nanos, os hartaréis de hablar de mi, hablaréis hasta quedaros sin lengua ni saliva… Pero ya os digo… sólo os queda moriros… (cosa que no os deseo. Estoy muy por encima de esos bajos sentimientos.). Porque no pienso cambiar. Ni quiero, ni me sale de las narices. Seguid hablando, esta saldonauta avanza. Porque no voy a cambiar. Al contrario. Voy a peor. Me lo noto…»
Feliz semana mis saldonautas. Os quiere, Marlo.